domingo, 22 de noviembre de 2015

Having a coke with you.



Éste es uno de mis poemas preferidos, dedicado a mi persona favorita.



Bebiendo coca contigo, me divierto más que yendo hacia San Sebastián, Irún, Hendaya, Bayona, o enfermandome del estómago en la travesera de gracia en Barcelona.

En parte, porque con tu franela naranja pareces un San Sebastián mejor y más feliz,

En parte por mi amor por ti, y debido a tu amor por el yogurt,
En parte debido a los tulipanes de color naranja floreciendo alrededor de los abedules,
En parte debido al misterio que nuestras sonrisas asumen ante la gente y las estatuas.





Es difícil de creer que cuando estoy contigo, no existe nada más.

En la cálida luz de las 4 en NY, que se deriva de ida y vuelta entre nosotros como un árbol respirando por sus ramas en un espectacular portaretratos.


Y el portaretrato parece no tener rostros en absoluto, sólo pintura y de pronto te preguntas porqué alguien en el mundo haría eso,





Te miro, y prefiero verte a ti que a todos los portaretratos en el mundo.



Excepto tal vez, por el jinete polaco a quien veo de vez en cuando, quien de todos modos está en la Frick, lugar que gracias a Dios aún no conoces, así podemos ir juntos por primera vez.


Y el hecho de que sabes moverte, más o menos se hace cargo del futurismo, al igual que en casa donde nunca pienso en el desnudo bajando las escaleras o en algún ensayo de un solo dibujo de Leonardo o Miguel Ángel que utilizo para impresionarme.


Y ¿De qué sirve toda la investigación de los impresionistas? Si no tienes a la persona adecuada para estar cerca de los árboles en la puesta de sol, o en el caso de Marino Marini, quien no se recuperó después de dirigir con cuidado su caballo.


Parece que todos fueron engañados por algún hecho maravilloso, que no se va a perder en mi, pues por eso te estoy contando de él.






                                                                                    -Frank O'Hara.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario